Acerca de nuestra comunicación
Hubo un tiempo en el que los humanos solo nos comunicábamos mediante lenguaje no verbal. ¿Por qué actualmente damos tanta importancia y protagonismo a la palabra? ¿Por qué la comunicación no verbal puede resultar más honesta que la verbal?
El lenguaje corporal es un tipo de comunicación no-verbal (sin palabras) donde se utilizan gestos (físicos, faciales, corporales en general como postura, movimientos, mirada, etc., y también incluye tono, velocidad, inflexiones, y demás diferencias en el modo de hablar) todo lo que hacemos frente a una audiencia, esté acompañad o no de lo que podamos reproducir con nuestra voz, transmite información a otra persona (incluso nuestro peinado o nuestra vestimenta).
Avanzar y mejorar en la interpretación del lenguaje físico, ha ayudado históricamente a los sistemas de seguridad, a nivel terciario en los tratamientos psicológicos y también en el sistema judicial. (por ejemplo, en lugar de “detectores de mentiras mecánicos” se analiza el lenguaje físico para ver si alguien está mintiendo, en base a sus nerviosismos, sus diferentes reacciones y modos de dirigirse a su interlocutor)
La expresión y postura corporal son factores a tener en cuenta en el tratamiento del trastorno por estrés postraumático (TPET). Las expresiones faciales y movimientos han sido determinantes en los trabajos del FBI y la CIA.
En algunos aeropuertos, los empleados reciben formación en lenguaje corporal por las diversas amenazas inherentes a sus puestos de trabajo. También se utiliza en entrevistas de trabajo y, por supuesto, quienes tenemos formación en este área, muchas veces nos vemos tentados/as de utilizarlo en la vida cotidiana con la maestra de nuestros hijos o la novia de nuestro amigo. Pero cuando se mezclan los sentimientos, la subjetividad y los pre conceptos pueden nublar un poco la efectividad de los análisis del lenguaje de la otra persona (un poco)
Expresión corporal
100.000 años atrás la supervivencia tiene mucho que decir en lo innato y universal del lenguaje corporal. En los comienzos de la humanidad solo existían los comportamientos no verbales, y vivir o morir dependía de su lectura.
Nuestro cuerpo emite señales que se entienden sin expresar nada verbalmente y es un proceso inmediato y automático. Por ejemplo, nuestro rostro comunica el placer o el temor involuntariamente y esto tiene unas razones específicas.
No es casual que los seres humanos compartamos en diferentes culturas que nunca se habían conocido entre sí, mismos gestos o actitudes similares ante una amenaza, o una conquista, o al comunicar algo sin intención o adrede.
La expresión corporal del miedo por ejemplo, nos permite expandir el pecho y aspirar más oxígeno, preparando el cuerpo para luchar o huir. Los ojos se agrandan, aumentando el campo visual y permitiéndonos ver más cosas. (has visto como los gatos, al pelear entre ellos, se ponen de costado y levantan la espalda para parecer más grandes y amenazantes?) los seres humanos, cuando estamos enfadados, fruncimos el ceño, estrechando y acotando el campo visual para restringir a nuestro objetivo.
Nuestros comportamientos no verbales están inmersos en nuestra historia evolutiva para ayudar a comunicar nuestras necesidades inmóviles más básicas en relación con la supervivencia.
Por eso, si has leído mi libro “Hablar en público. Cuando el mundo es un escenario” o has pasado por algunos artículos de mi blog, verás que insisto con no imitar posturas de poder, de liderazgo o de lo que sea, porque lo que tienes que hacer es visualizar ese liderazgo, ese éxito o ese placer y tu cuerpo sabrá qué hacer. Es elegir si se ha creado primero el huevo o la gallina.
En privado, hazlo, Juega a ser poderoso/a. estira tu pecho, agranda tu caja torácica, expande tu espalda, sonríe, mira desde arriba hacia abajo, elonga esos músculos faciales, luego saca la lengua y haz morisquetas, ríete de ti mismo/a y deja que tu inconsciente se empape de esa sensación poderosa y feliz. Pero en público se tú mismo/a. No pierdas energía en imitar o en qué verán los demás porque te arriesgas a que no te crean. Si el público advierte una cosa falsa en tu discurso, corres el riesgo de que crean que todo lo demás lo es.
¿Qué tan perceptible es?
El lenguaje gestual es más perceptible de lo que crees y aun aquellas personas que no tienen estudios sobre el tema lo pueden leer. Por ejemplo, un niño pequeño puede temerle a un mayor que está enojado o nervioso en extremo, es porque está en nuestro instinto leer esas cosas. Un maestro o una maestra de primero de infantil que no demuestra seguridad está en problemas a la hora de poner orden en clase. Y no es necesario gritar ni amenazar sino hacer que los niños y niñas perciban ese liderazgo. Eso es, más allá del rol claro de “esta persona es quien manda aquí”, trabajo del lenguaje corporal que también establece roles y status (lo mismo puede ocurrir en una oficina, por más que el jefe sea ese y que así lo dictaminen los estatutos, si esa persona no tiene actitud de líder, está en problemas para coordinar a su equipo o a las personas a su cargo.
El cuerpo no miente, a menos que tengamos formación y experiencia en ello. Yo soy una firme creyente de que si aplacamos los síntomas producidos por el estrés que nos produce hablar en público, a la larga lograremos aplacar ese temor inicial. Pero para eso, hay primero que enseñarle a nuestro cuerpo “a mentir”
Ciertas emociones están vinculadas con determinadas expresiones corporales y esto es así también a la inversa, porque es un mecanismo innato. Expresamos corporalmente lo que sentimos. Por eso insisto en que sonrían, aunque no les surja, que no lo sientan. Sonrían y le estarán enviando un mensaje a su cerebro “no hay nada a qué temer, estamos sonriendo”.
El sistema límbico está formado por varias estructuras cerebrales que regulan las respuestas fisiológicas frente a determinados estímulos. Se desarrolló evolutivamente para reaccionar cuando estamos en peligro o cuando sentimos una amenaza. Y aunque te parezca exagerado, la mayoría de las personas sienten eso al exponerse ante una audiencia para hablar.
Los estados emocionales tienen su principal base neurológica en este sistema. Se compara a nuestro sistema límbico con un software que funciona por defecto y, nos guste o no, afecta a la forma en que movemos el cuerpo. En todos los ámbitos de la vida.
Expresiones faciales y micro expresiones
En nuestros rostros, existen 43 músculos diferentes que pueden llegar a formar más de 10.000 expresiones. Todo el mundo sabe qué significa una sonrisa o una mueca, pero otras muchas se nos escapan. Incluso hay diferentes sonrisas o diferentes modos de fruncir el ceño.
Solo mirando una cara podemos deducir si alguien está contento, enfadado o asqueado. Estas expresiones faciales están programadas en el cerebro y son comunes a todos los seres humanos del planeta. Así mismo si vemos a nuestro/a ex por la calle, nuestra actitud se modificará aunque intentemos no hacerlo, y si queremos demostrarle que lo hemos superado, tomaremos una actitud física y gestual que asociemos inmediatamente con la felicidad o el éxito. En el fondo todos/as tenemos talento para la actuación.
Las micro expresiones, a diferencia de las expresiones faciales comunes, son muy difíciles de esconder. Se trata de movimientos faciales rápidos, involuntarios y no controlados por la persona de acuerdo con las emociones que estas sienten. Como que mientras le digamos a nuestro/a ex “estoy muy bien, con mucho éxito en el trabajo, bien con mi pareja, feliz realmente, feliz” tengamos, por poner un ejemplo extremo y básico, problemas para sostenerle la mirada, o juguemos todo el tiempo con un anillo o nos mordamos el labio contantemente, o todo eso junto. No estoy sugiriendo que esas actitudes físicas específicamente denoten que uno/a está mintiendo, sino que podríamos decir mil cosas de manera involuntaria, a la vez de lo que creemos decir.
Se producen como manifestación de una emoción y son de vital importancia: nos permiten saber qué está sintiendo la persona con la que nos estamos relacionando. Lo que quizá no es tan bueno en ocasiones, es que la otra persona también puede utilizarlo para saber qué nos sucede a nosotros/as.
Fíjate qué inconscientes y naturales son que, por ejemplo, gesticulamos con las manos cuando hablamos por teléfono sin que el receptor pueda vernos. Este movimiento de alguna manera nos ayuda a pensar. Sin embargo, cuando le tenemos frente, quizá no sabemos qué hacer con las manos.
Para verbalizar un pensamiento, mover las manos, gesticular, nos ayuda a formar los pensamientos con los que nos queremos expresar. No es solo un gesto comunicativo, no son solo señales para las personas que lo están viendo, también nos ayuda a nosotros mismos a pensar.
Nuestros gestos no son solo comunicativos
Nuestros gestos no son solo comunicativos, son la forma en la que estamos programados y el cuerpo expresa lo que ocurre en la mente. Claro que culturalmente hay convenciones y costumbres, pero tiene muchísimo de instintito. Nuestro cerebro hace entrar en juego una serie de componentes fisiológicos, cognitivos y del comportamiento expresivo de la cara y del cuerpo. Todos ellos hacen que expresemos una postura corporal u otra, dependiendo de nuestra emoción.
Verbalmente podemos camuflar una emoción. Sin embargo, corporalmente es mucho más difícil no expresar lo que sentimos.
Te propongo prestar atención el día de hoy a cómo se expresan los demás. Es mucho más fácil que ver cómo nos expresamos nosotros/as mismos/as y te servirá como entrenamiento para mejorar tu propia comunicación. Cuidado con prejuzgar o ser tajante con ciertos patrones. No es verdad que tal mueca o expresión significa tal o cual cosa especifica. Todo depende del contexto, de la persona que esté hablando y de su circunstancia, del momento histórico y ¡¡¡hasta del clima!!! Imagina que no tendrás la misma postura en la calle con seis grados bajo cero que en un clima tropical.
Te doy otro ejemplo engañoso: el tamaño de las pupilas. Es uno de los grandes conocidos dentro del lenguaje corporal. La disminución puede significar desagrado por lo que se está viendo, en cambio el aumento significa agrado. Este efecto en muchas ocasiones es imperceptible porque las pupilas también se adaptan a los cambios de entorno. Si te da mucha luz en los ojos tus pupilas se achican por más que te agrade la situación y si estás padeciendo una intoxicación tus pupilas se agrandarán. Por eso, créeme que mejor dejar estas interpretaciones a los expertos. No busques en google para saber cómo interpretar a tu jefa/e o a tu pareja porque solo lograrás confundirte.
Lo mejor es ser conscientes de que esta comunicación existe y que el público la percibe, y al momento de preparar tus presentaciones la tomes en cuenta y
ensayes TODO. No solo el texto en tu cabeza, sino en voz alta, de pie, moviéndote por la casa. Así no te sorprenderá tu cuerpo con que tiene cosas para decir justo el día de la presentación.
Te invito a seguir paseando por el blog para leer otras notas relacionadas o por mi canal de youtube para ver algunos videos.
Me gustaría saber tu opinión acerca de esta nota y sobre qué te gustaría que escriba la próxima.
¡Nos vemos!
Belén Caccia
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